Por Andrea Guachalla
¿Alguna vez intentaste resolver uno de eso cubos y casi lo tiraste por la ventana en frustración? Yo si.
¡Apenas logras resolver un color y luego cuando intentas resolver el siguiente todos los colores se mezclan y tienes un cubo desastroso de nuevo!
Sin embargo, los colores, la dificultad de armarlo y los trucos que aprendes en el camino ciertamente tienen algo que enseñarte.
Pero antes de empezar con eso, déjame decirte un par de cosas obvias (o tal vez no tan obvias) sobre el cubo Rubik y cómo armarlo:
o El cubo tiene 6 colores
o Para resolverlo debes empezar por un color y luego ir por capas
o Fallas una y otra vez y eso te vuelve loco
o Para resolver la última capa tienes que desarmar todo el cubo de nuevo
o Resolverlo te da una extraña sensación de realización
¿No suena eso extrañamente familiar? ¿No suena como a… la vida? ¿Tal vez a tomar desafíos y crecer?
¡Si así lo crees, estamos en el mismo tren, mi amigo!
Y si no lo crees así, lancemos un poco de luz a ello.
Colores y dimensiones
El cubo tiene seis colores en total: rojo, azul, amarillo, naranja, verde y blanco, que son comparables a los seis “colores” que componen nuestras vidas.
Somos seres humanos, y la biblia dice que no solo somos seres materiales, pero también inmateriales, somos cuerpo y espíritu.
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”
Génesis 2:7, Reina Valera 1960
La biblia nos enseña que a la vez que somos seres físicos humanamente y todo lo que eso implica (necesitamos comer, actividad física, nos enfermamos, etc.), también dice que el cuerpo de aquellos que son sus hijos es el templo del Espíritu Santo.
“¿No sabéis que sois templos de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”
1 Corintios 3:16, Reina Valera 1960
En la vida, vemos como nuestro ser físico está más estrechamente conectado o es dependiente de la salud, la dimensión financiera de nuestras vidas y de la dimensión artística también. Mientras que nuestro espíritu está estrechamente conectado con lo que la biblia se refiere como corazón y mente.
Aunque este artículo se referirá únicamente a la primera dimensión/color de la vida como fundamento para armar el cubo/crecer, mencionaré todos los colores/dimensiones como una ilustración:
Tenemos:
o Azul, el espíritu, que representa la dimensión espiritual
o Blanco, la mente, representando la dimensión intelectual
o Rojo, el corazón, ilustrando la dimensión emocional
o Verde, el cuerpo, la dimensión física
o Amarillo, ganancias, la dimensión financiera
o Y naranja, los dones y talentos, representando la dimensión artística
Durante los últimos años me di cuenta de que estar conscientes de que nosotros, como humanos, somos tanto seres espirituales como físicos y dividir mi vida practica en esas seis dimensiones me guió a ser más productiva y organizada.
Sin embargo, eso no quiere decir que me enfoco en todas ellas todo el tiempo. Así que, ¿cómo empezamos? De la misma forma que se empieza a armar el cubo Rubik:
Enfocándose en un color
Azul.
Hay algo especial sobre ese color, ¿no lo crees? No sé si es por como el cielo se refleja en el océano haciendo que se vea como un oscuro, oscuro azul, o el que represente cosas diferentes para cada cultura. Pero no me sorprende que Yves Klein haya escrito alguna vez:
“¿Que es el azul? Azul es lo invisible hecho visible… El azul no tiene dimensiones. Es más que las dimensiones de las que forman parte los otros colores.”
¿Por qué nos estamos enfocando en el azul específicamente?
Bueno, sabes que para armar el cubo primero tienes que priorizar un color y ponerlo en orden. Enfocarse en uno de los colores es lo que traerá al resto a su lugar correcto al final. Puedes escoger cualquiera que te atraiga más porque es solo un juego. Enfocarte en uno u otro traerá el mismo resultado.
Sin embargo, cuando estamos hablando de nuestras vidas y sus dimensiones no podemos escoger al azar. Debemos escoger AZUL, siempre. “La dimensión más allá de las dimensiones.” Nuestra vida espiritual debe ser una prioridad sin importar qué, porque enfocarte en ella y pedirle a Dios que te ayude a crecer en esa área y orar por sabiduría y dirección es lo que traerá todo lo demás a su lugar correcto.
Dios y nuestra vida espiritual es el fundamento de todo, por tanto el azul es la línea base, azul es Dios moldeándonos en la semejanza de Cristo y permitiéndonos reflejar activamente a nuestro salvador en todos los demás “colores” de nuestra vida.
“Porque, ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿o qué recompensa dará el hombre por su alma?”
Mateo 16:26, Reina Valera 1960
Interesantemente, una vez que el primer color está en orden, el resto puede ser casi simultáneamente resuelto sin mucho esfuerzo (excepto por la última capa), porque resolver la primera capa hace que las siguientes vayan tomando su lugar.
No obstante, cuando empiezas a resolver la primera y segunda capa del cubo te das cuenta de que no tienes otra opción más que…
¡Perseverar y resistir!
Resolver cada color-dimensión trae sus propias dificultades. Fallas una vez, dos veces, diez veces, ¡docenas de veces!
Pero en el proceso aprendes a aceptar las dificultades y vencerlas, incluso si a menudo sientes que nunca podrás resolverlo. Incluso si te desanimas rápidamente y eso te tienta a dejar al cubo en un estante y dejarlo ser.
Es exactamente lo mismo con nuestras vidas. No tenemos conocimiento de todas las cosas. Somos aprendices de por vida. Si dependemos de nuestras propias fuerzas, estamos perdidos, pero si le pedimos al Señor, él es bueno y sabio y nos ayuda a resistir y perseverar. Nosotros como criaturas finitas e imperfectas podremos fallar, ¡pero el Señor nunca! Si le pedimos de todo corazón, él nos da la habilidad de aplicar lo que el mismo nos enseña en su Palabra, y a través de ello nos enseña a ser buenos administradores de nuestros cuerpos, ganancias, dones y talentos.
“porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Filipenses 2:13, Reina Valera 1960
Las otras 5 dimensiones empiezan a caer en su lugar mientras perseveramos y resistimos junto a Dios dándonos la fuerza, sabiendo que el Espíritu Santo está guiándonos y que nuestro amado salvador Jesucristo entiende y camina junto a nosotros a través de los valles y los amaneceres.
El camino podrá parecer difícil, y eso está bien. Quiere decir que estamos…
Aprendiendo atajos y creciendo
No importa cuán bueno creas que eres en algo, siempre hay lugar para mejorar, y es lo mismo al resolver ese pequeño cubo. Podrás practicar y aprender a resolverlo en 30 minutos, y luego practicar más y resolverlo en la mitad de ese tiempo. Aprendes atajos, y mejoras con el tiempo si eres disciplinado.
Pero aquí hay algo importante que notar: No es que de repente el cubo se hace más fácil de resolver, o que el mecanismo cambia. El mecanismo es el mismo y los seis colores siguen allí. Lo que cambia es tu interacción con él y tu reacción a las dificultades que trae consigo para llegar al resultado final. Eres tú quien aprende a resolverlo más rápido y fácilmente.
De la misma forma, en la vida no es que las situaciones cambian o que las dificultades se hacen más soportables, no es que de un día a otro tienes menos dimensiones de las que ocuparte. Es tu reacción a todo ello, es sobre cuánto dependes de Dios y dejas que te guíe, cuando afrontas los desafíos, las dificultades y las asperezas de la vida.
Aprendes a rendir tu vida, preocupaciones y deseos más rápidamente a Dios cuando sientes que quieres tomar control de todo ello. Aprendes a perdonar sin quejarte, aprendes a amar a tu vecino como te amas a ti mismo. No es más fácil amar sacrificialmente, no es más fácil perdonar, nada se hace más fácil para los seres humanos, sino que Dios trabaja en ti y a través de ti para hacerte más como Cristo y habilitarte para amar:
“estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”
Filipenses 1:6, Reina Valera 1960
Dios está trabajando en ti y a través de ti incluso…
Cuando los colores se mezclan
¡Para cuando llegas a la última capa del cubo sabes que es el punto decisivo entre resolverlo y tener éxito o arruinarlo por completo! Porque… Para resolver las últimas piezas del cubo debes seguir una secuencia de movimientos que lo hacen ver completamente desastroso. Pero esta apariencia desastrosa es lo que indica que estás un paso más cerca de llegar a la meta.
Cuando sea que estoy resolviendo la última capa mi sobrino me grita:
“¿¡Qué estás haciendo!? ¡Estás mezclando todo!”
“Es necesario,” le respondo.
A veces pasamos por dificultades que lo mezclan todo, ¡las seis dimensiones de nuestras vidas! Dificultades que hacen que tu espíritu se abata y tu corazón tiemble. Situaciones que atribulan tu mente, debilitan tu cuerpo y hacen que parezca que tus ganancias y talentos no sirven para nada.
Casi parece que no hay retorno a esa vida armoniosa que solías tener.
Pero hay una cosa que debes saber. Si de la mano de Dios, resistes y perseveras, los colores se moverán al lugar correcto, estarás un paso más cerca de la meta: Ser más como Cristo.
Cuando puedas mirar atrás y veas todas las dificultades que soportaste y te des cuenta de cómo Dios estuvo contigo todo el tiempo, finalmente serás capaz de…
Disfrutar el crecimiento que trajo
No importa que edad tengas, si alguna vez logras resolver uno de esos cubos Rubik sentirás un extraña sensación de realización. Como si hubieras descubierto la cura a una enfermedad, o descifrado una ecuación que llevará a la NASA a Marte. Con el tiempo te das cuenta de que ya no tardas media hora, sino un par de minutos.
Con el tiempo te das cuenta de que ya no es tan difícil dejar que Dios te guíe y te dé sabiduría en todas las áreas de tu vida. Incluso cuando los colores se mezclan por completo, ya no es tan difícil encontrar el camino de vuelta a lo que era o encontrar una mejor manera de poner los colores en su lugar, porque Dios te está dando paz y un corazón gozoso durante el proceso. Tu base está firme.
No tienes esa sensación temporal de satisfacción que viene cuando el cubo está resuelto, sino un gozo infinito y una gratitud hacia Dios que reboza de tu corazón. Agradeces a Dios por su fidelidad, por su Palabra y por el Espíritu Santo que mora en ti, estás agradecido por tu salvador Jesucristo.
Amar a Dios por sobre todas las cosas te llevará a priorizar tu relación con él y tu crecimiento espiritual como fundamento de tu vida, que al final te hará más sabio e intencional en las dimensiones emocional, intelectual, física, financiera y artística y te llevará a usarlas para la gloria de Dios.
Este es el primer artículo de una seria que se enfocará en las diferentes dimensiones de la vida. ¡Mantente al tanto de las que vendrán!
3 thoughts on “CRECER ES COMO… UN CUBO RUBIK”