EL GOZO CUANDO SE SUFRE POR CRISTO

Por Marini Thian

El sufrimiento suele ser algo que haríamos todo lo posible por evitar. ¿Pero por qué? Porque pensamos que no puede darnos gozo, alegría, ni valor en esta vida. En nuestra sociedad actual, se nos inculca la idea de que si no queremos sufrir en la vida, debemos estudiar mucho, debemos encontrar un trabajo estable, debemos tomar las decisiones correctas, debemos hacer esto y aquello y así sucesivamente… Pero aún así, ¿esas cosas que hacemos realmente garantizarán una vida libre de sufrimiento? 

Ahora, la pregunta es: ¿el sufrimiento es realmente algo malo?

Permítanme comenzar por darles un ejemplo: piensen en los atletas que tienen que soportar el dolor y ser disciplinados para lograr sus objetivos y ser mejores. Tienen que sufrir, pero es solo por un tiempo y saben que el resultado será dulce, y disfrutarán del fruto de su trabajo.

Ahora, me gustaría enfocarme en el tema del sufrimiento que surge de nuestra relación con Jesús, nuestro Salvador y Señor (sufrimiento cristiano). De hecho, todo verdadero seguidor de Cristo enfrentará sufrimiento. Quizá te preguntes por qué específicamente los cristianos (personas que profesan seguir a Cristo). Jesús dijo:

“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.”

Juan 15: 18-19, Reina Valera 1960

El sufrimiento es parte de nuestra vida cristiana

Jesús, el que nos salva de nuestros pecados (Mesías), soportó vergüenza, y burlas y finalmente murió en la cruz. Como seres humanos, nos sentimos incómodos cuando se nos dice que somos pecadores, por lo que rechazamos la noción de que hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios. Por lo tanto, muchos en el mundo no aceptaron a Jesús por quien dijo que era, lo rechazaron. Sin embargo, algunos de nosotros elegimos aceptar y seguir a Jesús, sus enseñanzas y mandamientos de amar. Pero aquellos que anteriormente habían rechazado a Jesús nos tratarán de la forma en que lo trataron a Él. Por lo tanto, si en verdad somos verdaderos seguidores de Cristo, sufriremos por causa de Cristo porque somos como Él y como siervos, no somos más grandes que nuestro Maestro, Jesús. Jesús dijo: 

“Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado.”

Juan 15:20-22, Reina Valera 1960

Ahora bien, puede ser que estés preguntándote ¿de qué tipo de sufrimiento estamos hablando? ¿Cómo se ve eso?

El sufrimiento tiene muchas caras. Podría ser algo a lo que nos enfrentamos en nuestra vida diaria, como ser burlado por otros, ser discriminado, perseguido por la sociedad. Todo esto afectará nuestras vidas de una forma u otra, física, emocional, mental y espiritualmente.

Como dijo el apóstol Pablo: “Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos.” (2 Corintios 4: 8–9, RV60). 

Jesús, nuestra esperanza viva en medio del sufrimiento

¿Por qué la gente todavía sigue a Cristo sabiendo el costo de seguirlo?

Porque el gozo de conocerlo supera el sufrimiento y los costos de hacerlo. No estoy diciendo que sufrir por Cristo sea algo fácil de hacer. ¡No, en absoluto! Quizás piensen que es fácil para mí decir si no he soportado el costo de seguirlo, pero amigos míos, lo compartí con ustedes basado en mis propias experiencias de vida. Por ejemplo, debido a que soy cristiana, es posible que otros me malinterpreten y piensen que yo pienso que soy ‘más’ santa que ellos, pero en realidad el ser cristiano implica que debo reconocer que no puedo ayudarme a mi misma y que necesito a Dios. También podemos encontrar muchos ejemplos en la Biblia donde los creyentes sufrieron por Cristo, y el apóstol Pedro es uno de ellos. Sufrió y fue crucificado boca abajo por causa de Cristo y compartió con nosotros la razón por la que podía estar gozoso:

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas”.

1 Pedro 1: 3-9, Reina Valera 1960

Jesús es el Hijo de Dios. Cuando ponemos nuestra confianza en Él, como lo hizo Pedro, somos salvos de nuestros pecados y somos justificados por la fe y adoptados como hijos e hijas del Dios Altísimo. Ser hijos de Dios significa que reflejamos el carácter de Dios en nuestras vidas, para ser transformados por el Espíritu Santo (santificación) diariamente. En Jesús, tenemos una esperanza viva de la vida eterna con nuestro Dios Creador. Esta esperanza es la confianza que tenemos al compartir la gloria y la herencia de Jesús en la era venidera a medida que nos convertimos en coherederos con Cristo en el reino de Dios.

Y conocer a Cristo personalmente nos lleva a ver el sufrimiento y el gozo como lo que realmente son. 

El sufrimiento es temporal, el gozo es eterno

Por la bondad de Dios en nuestras vidas y la esperanza viva que tenemos en Jesús, el apóstol Pedro nos alentó diciendo que nuestro sufrimiento es temporal y nos recordó que tiene un propósito específico. ¿Cuál es ese propósito? El evidenciar una fe verdadera en Jesucristo. 

Porque es fácil abandonar a Cristo cuando nos enfrentamos a dificultades, tentaciones y sufrimientos. Sin embargo, Jesús mismo nos advirtió que el sufrimiento vendrá a los que lo seguimos, por lo que no debería sorprendernos que sufriremos por causa de Su Nombre. En cambio, debemos aferrarnos a Dios y pedirle que nos ayude a soportar todo tipo de sufrimiento y tentaciones, porque Dios es fiel y ha prometido que no nos dejará solos. Poder soportar el sufrimiento también es una oportunidad para glorificar a Dios en nuestra conducta y nos acerca a Dios. Al final, nos ayuda a ser más como Cristo. 

Amigos, debo admitir que fue difícil para mí, pero ser capaz de soportar el sufrimiento en sí mismo es la fuerza que viene de Dios para fortalecerme y, en última instancia, me alegra saber que Cristo me considera digna de participar en Su sufrimiento.

“Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas”.

1 Pedro 2: 20-21, Reina Valera 1960

Queridos amigos, ¿no es cierto que el amor de Dios le costó la vida a Jesús? ¡No somos solo nosotros los que sufrimos! Cristo se ha dado a sí mismo como ejemplo de Siervo en sufrimiento, que sufrió y murió en la cruz por nosotros, por nuestros pecados. Él es perfecto y no pecó. Sin embargo, Él eligió dar su vida por ti y por mí para que podamos tener esta esperanza viva de la eternidad para pasar con nuestro Dios que nos ama.

Si no conocen a Jesús, amigos míos, su oferta de amor, gozo y esperanza viva de la vida eterna está disponible para todos. La pregunta es, ¿vas a dar el paso de fe para aceptarlo a Él y la esperanza de vida que Él ofrece libremente? ¿Vas a arrepentirte de tus pecados y poner tu confianza en Jesús, el Hijo de Dios, y seguirle sabiendo que va a traer sufrimiento?

Espero que tu respuesta sea sí y que experimentes el gozo eterno de conocerlo, incluso en medio del sufrimiento. Amén.

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