Por Gimena Alarcón
Y llegamos hasta aquí,
cargados de desilusiones,
sin entender nuestros propios caminos
que nos condujeron a esta especie
de demencia colectiva…
Con la identidad perdida,
sumergidos en la persistente rebeldía,
cosechamos el fruto de nuestra necedad,
extraviados en medio de la alienación
y las idolatrías…
Tú supiste desde siempre
de la capacidad humana
para la locura voluntaria,
empantanados en la propaganda,
más perdidos que de costumbre,
y desilusionados de las utopías humanas…
Necesitamos tu luz…
pero buscamos un salvador que no seas tú,
que eres el verdadero, no…
preferimos a los charlatanes que nos mienten,
y creemos contra toda razón
en sus promesas falsas…
Necesitamos tu luz,
aquella que resplandeció la noche que naciste,
despojado de tu propia gloria,
amamantado y acostado en un pesebre,
Rey de reyes caminando entre nosotros,
el Todopoderoso anunciando humildemente
la llegada de su reino prometido desde siempre…
Es éste el Camino que no queremos recorrer,
eres Tú al que rechazamos,
el centro y la consumación de la historia,
la salvación al alcance de tu gracia derramada…
¡Ven, Señor Jesús!