Por Andrea Guachalla
“¿Qué tipo de películas te gustan?”
¿Alguna vez te han preguntado eso?
Seguramente si.
Muchas veces.
Pero, ¿alguna vez has dudado antes de responder a la pregunta?
Probablemente si, si el género que más te gusta es ROMANCE.
Es como una regla no habalda, ¿cierto? Si dices que el tipo de películas que te gustan más es acción, o ciencia ficción, o películas biográficas, o incluso películas de terror está todo bien. PERO por alguna razón, no importa si eres hombre o mujer, extrañamente no es tan genial decir que si, te gustan las películas románticas.
¿Por qué es vergonzoso?
Una de las razones debe ser que piensas que el admitir que te gustan las películas románticas vendrá con cierto tipo de crítica por parte de la persona que pregunta. Y a decir verdad, cuando finalmente pude admitir libremente que me gustan esas películas tanto como otros géneros, si experimenté ese criticismo sutil que uno teme. Me tocaron un par de personas que me miraron como si fuera un bicho raro, o como si de repente me hubiera vuelto menos inteligente, o como si inconscientemente les hubiera dado el poder de categorizarme como “ese tipo de chica.”
¿Qué puedo decir?
Estereotipos…
Desafortunamdamente, entiendo como estereotipar a las personas por saber una parte tan pequeña de ellas te hace sentir como si estuvieras en control, como si tuvieras un superpoder humano y sinsentido que te da la libertad de categorizarlas.
Sé esto porque YO ERA UNA DE ESAS PERSONAS.
¡La que tiene el superpoder de juzgar a las personas por cosas superficiales como las películas que ven, o la música que escuchan! Y habiendo sido la críticona alguna vez es lo que me ocasionaba más vergüenza al admitir que mi misma me gustaban las películas románticas.
Cosas de la vida… Pero sirvió para un propósito. Y espero que despues de leer este artículo dejes de sentir verüenza si es que la sientes porque te gustan las películas románticas, y si eres uno de los criticones… Espero que veas más allá de lo superficial.
Ahora…
Déjame explicarme.
Con el tiempo, intentando entender porque me atraía tanto ese género cinematográfico y sin poder explicarlo cabalmente, me di cuenta de la verdadera razón por la que yo y quizá otras personas amamos tanto estas películas y no tiene nada que ver que la película sea romántica o no…
¿Cómo llegué a esa conclusión?
La respuesta es: “Orgullo y Prejuicio”, “Expiación”, y “Anna Karenina”.
Las películas de drama y romance mas amadas de las últimas décadas.
¿Ya viste alguna de ellas?
Yo si.
Probablemente una docena de veces cada una.
Debo decir ahora que muchas personas las amas y muchas personas las odian. Pero el hecho de que las tres fueron las películas mas aclamadas mudialmente dentro del género romance-drama dice una cosa:
Ya sea que te gusten o no,
SON UNA GENIALIDAD.
Pero, ¿por qué?
¿Qué las hace tan especiales?
¿Será Keira Knightley como la rotagonista de las tres películas? Es necesario reconocer que es absolutamente talentosa para ese tipo de papeles donde tiene que interpretar mujeres de otros siglos. Pero… ¿Eso es todo?
No lo creo.
¿Es la historia romántica como tal? ¿Tal vez el guión? ¿Tal vez los actores y actrices secundarios? ¿Qué tal el hecho de que las tres películas fueron basadas en novelas? Eso es ciertamente algo especial. ¿Que tal el hecho de que las tres representan la cultura en siglos pasados? Eso es algo único.
Y a todo eso digo: puede ser.
Sin embargo, hay algo más sobre ellas, algo que llevaría a una persona de odiar las películas románticas a amarlas. Debe ser algo difícil de explicar… Tal vez es por las cosas que crees que ves, pero no ves en realidad, o las cosas que pasas inadvertidas, quizá las melodías que permanecen en tu mente y se reproducen sin invitación en tu cabeza de vez en cuando.
Quizá lo que hace únicas esas películas es lo que toma lugar detrás de lo obvio, detrás de las luces, quizá las personas que son parte de la simbiosis artística pero nunca aparecen en cámara…
Si, ¡eso es!
Lo especial de esas películas no son los actores recitando sus líneas tan agraciadamente. Es el hombre sentado en el lado opuesto de la habitación, el director. El hombre que grita: “!Corte!” y tambien “¡Acción!”
Es Joe Wright. El hombre con quien la simbiosis artística empezó para las tres películas.
Un hombre que nunca terminó la secundaria, pero de algún modo logro ser uno de los directores de la industria del cine más talentosos de las últimas décadas. Este hombre y su mente gemela: Thomas Neppa.
Pero antes de hablar sobre Thomas, debes saber esto: Es algo común al producir una película el tener algo llamado “segunda unidad”. Que es un grupo de cineastas que, para ahorrar tiempo y ser más efectivos, dirige y produce algunas escenas de la película simultaneamente a la primera unidad.
Lo notable aquí es: La segunda unidad hace las filmaciones sin el director principal porque, recuerda, él está ocupado con la primera unidad. Lo que solo puede decir una cosa: Necesitan su propio director.
Suena fácil, ¿no?
Pues…
NO LO ES.
El director de la segunda unidad tiene que ser alguien que pueda imitar el director de la primera unidad de la forma más precisa posible.
¿Por qué?
¡Porque la meta es que nadie pueda notar la diferencia entre las escenas dirigidas por el director principal o el director de la segunda unidad!
¡La dirección tiene que ser exactamente la misma! Mismo estilo, misma fotografía, mismo sentimiento. Incluso los detalles más pequeños que podría influenciar la actuación tienen que estar bajo control.
Aquí es donde Thomas Neppa (la mente gemela de Joe) entra al juego, o mejor dicho, a la simbiosis. Probablemente el único que puede diferenciar las escenas es él mismo. Su dirección es perfectamente precisa y hermosa.
Solo la dirección basta para admirar esas tres películas, pero hay más que eso.
Algo más visual… Una perfecta imperfección en las escenas, la alfombra roja en el suelo, el vestido verde que combina con la pintura de las paredes. Son los diseños tan bien pensados, y las mujeres detrás de todo ello:
Sarah Greenwood (diseñadora de producción) y su querida amiga Katie Spencer (decoradora). Las dos personas que enverdad pueden, con su fino gusto en diseño y decoración, dar vida a las escenas que en alguna vez fueron solo reales en la mente de aquellos que escribieron las novelas en las que se basaron las pelíclas.
Asi que si rol en la simbiosis no es solo alcanzar lo que el director piensa es lo más adecuado, sino sobre representar la sala de estar de Elizabeth Bennet de acuerdo a su contexto social británico, es sobre dar vida a las salas de baile de la clase social alta de Rusia donde Anna Karenina solía bailar, y sobre hacerte sentir que Cecilia realmente nació en una familia de dos ricos y poderosos padres americanos y que vivió en una gran mansión en la década de los 40.
Y no es solo sobre todo eso, pero tambien sobre crear el ambiente que finalmente sería el puente entre los dos directores y la siguiente actriz y parte vital de la simbiosis: Jacqueline Duran, una de las diseñadoras de vestuario más famosas de todo Reino Unido.
La que, al igual que Sarah y Katie, puede crear los vestuarios más salvajes y de ensueño. La que hace que todo vaya en armonía, y que puede crear desde vestidos ordinarios del siglo XVIII a vestuarios de la clase alta rusa, y que tambien puede replicar los uniformes que los soldados de la Segunda Guerra Mundial solían usar.
Estas seis personas son los verdaderos actores de esas películas. Ellos son los que por años lograron crear un ambiente perfecto para explotar talento en cualquie forma en la que viniera.
Pero, si no lo notaste todavía, aun hay algo ausente.
Estas seis personas reponden a la visibilidad y logística, al lado artístico y objetivo de la producción. Pero hay algo igualmente importante que todavía no ha sido mencionado.
La música.
De forma opuesta al resto del grupo, el compositor de las tres bandas sonoras no baila con el resto del equipo tan frecuentemente. El no decide los diseños, los vestuarios o los colores, no tiene lugar en la dirección o los afables diálogos. Y aun así, él es quien conecta a todos ellos CONTIGO.
El espectador.
Ese es su trabajo.
Y lo hace a la perfección.
Dario Marianelli, un compositor italiano, es quien se sienta al piano por horas incontables buscando la forma de expresar los sentimientos de personas que nunca conoció, el que escribe mpusica en hojas de papel con sus propias manos.
El es quien, hace quince años, fue descubierto por Joe Wright y a quien se le pidió componer por primera vez en su vida música para una película: “Orgullo y Prejuicio”, y a quien más tarde se le pidió componer la banda sonora para “Expiación” y “Anna Karenina.” Porque probó ser la persona correcta para trabajar en las tres películas y muchas otras.
Ahora la simbiosis está completa.
Los veraderos actores de las tres películas más amadas, epicas y reconocidas de las últimas décadas, y que hicieron a una persona explorar más allá del romance y admitir sin vergüenza que…
“¡Si! ¡Amo las películas románticas!”
3 thoughts on “MAS ALLÁ DEL ROMANCE: simbiosis artística”