Por Andrea Guachalla
No te preocupes, este no es un artículo sobre nutrición, bienestar físico o ‘amarnos a nosotros mismos’ aunque sí creo que tener buena salud puede ayudarnos a brindar un mejor servicio a otros. El mensaje que quiero darles hoy es cómo el servicio se relaciona con un concepto conocido como “salud positiva” en el ámbito de la salud pública y por qué creo que es importante considerarlo.
En general, el concepto de “salud positiva” argumenta que debemos pensar en la salud no solo como la mera ausencia de enfermedad, sino que debemos ir más allá de esa visión simplista y buscar activamente estar bien física y mentalmente. De acuerdo con este concepto, uno no debe ser indiferente a su salud, o ser neutral al respecto, y tampoco uno debe contentarse simplemente con no estar enfermo. En cambio, uno debe concentrarse en comer bien, hacer ejercicio e ir al médico para mejorar su salud actual y sentirse mejor y mejor a medida que pasa el tiempo.
Eso es salud positiva.
Asimismo, cuando hablamos de servicio en relación a servir a los demás, uno debe recordar que no debemos ser indiferentes hacia las personas que nos rodean, ni ser neutrales respecto a ellas (es decir, tener una relación superficial con ellas), y tampoco uno debe contentarse con simplemente no estar en conflicto con los demás. En cambio, uno debe enfocarse en conocer mejor a otros, ver sus necesidades y buscar activamente servirles de cualquier manera que sea posible para que la relación crezca más y más a medida que pasa el tiempo. Aquí debemos recordarnos que servir es en última instancia para la gloria de Dios y el bien de nuestro prójimo, no para nuestro propio bien o para nuestro placer.
Creo que es correcto decir que todo eso es VERDADERO servicio. Sin embargo, el “servicio positivo” (usando la analogía de la salud positiva) va más allá.
No solo debemos hacer todo lo que dije para servir, sino que también debemos buscar activamente formas de mostrar nuestro afecto a los demás prestando atención a los detalles de sus vidas, las cosas que les gustan y las que les disgustan, y aprovechar cualquier oportunidad que tengamos para no solo cuidar de ellos sino también amarlos. Estamos hablando de hacer esto no solo por nuestra pareja, o nuestro cónyuge, sino por nuestros hermanos, padres, tíos, primos, hijos, amigos y por nuestros hermanos y hermanas en Cristo que no están conectados con nosotros por sangre sino por gracia.
A eso lo llamo “servicio positivo”, aunque también podría llamarlo “servicio piadoso” o “amor piadoso” porque la Biblia misma nos indica que sirvamos y amemos de esa manera (vea los pasajes clave al final).
No sé sobre tus circunstancias y background específicos, y la forma en que practicas el servir a los demás, pero yo personalmente tiendo a entender mal todo esto de servir a los demás. Durante gran parte de mi vida cristiana, he tendido a pensar que la mejor manera de servir a los demás es tener una relación superficial con ellos para que no tengan que llevar mis cargas, o estar disponible para responder a sus necesidades prácticas, pero rara vez para sus necesidades emocionales o espirituales, servir para mi es abstenerse de tener discusiones importantes sobre cosas en las que no estoy de acuerdo con otra persona simplemente para evitar conflictos.
Ahora, no estoy diciendo que estaba haciendo todo esto basada en mi razonamiento pecaminoso deliberadamente. Sinceramente, pensé que la mejor manera de servir era no compartir mis luchas o no tener discusiones sobre cosas sobre las que tengo una opinión fuerte para evitar angustiar o estresar a amigos cercanos o familiares. Mi forma de servir a los demás a menudo se reducía a evitar conflictos, conversaciones profundas, estar allí para los demás solo cuando sus circunstancias requerían mi presencia, o incluso simplemente desvincularme de amistades (pensé que esa era la forma más fácil de no ser una “carga”). La definición de servicio para mí era la mera ausencia de conflicto en cualquier tamaño y forma. Olvidé la parte donde Dios nos llama a AMAR a los demás, no nos llama a evitar a todos para no ser una “carga” para ellos.
La cuestión es que, si todos en la iglesia y dentro de nuestras familias usaran este tipo de razonamiento para servir a otros, tendríamos: 1. personas que no se hablan entre sí, por lo tanto, 2. personas a que no quieren ni les importa llevar las cargas de a otros, y 3. personas que solo reaccionan ante las circunstancias difíciles de los demás, pero que nunca están ahí para vivir la vida con los demás.
Eso no es servicio real, y eso ciertamente no es amor verdadero.
Así que si eres alguien que ve el servicio de una manera similar a como yo lo hago, déjame advertirte por experiencia que no llegarás demasiado lejos así. Necesitas a los demás, y los demás te necesitan a ti. Necesitas ser vulnerable con los demás, para que ellos puedan serlo contigo. Necesitas tener conversaciones profundas sobre cosas que pueden ser dolorosas o incómodas para crecer, y otros lo necesitan también. Debes compartir tus cargas para que otros las lleven contigo, y también debes llevar las cargas de los demás. Necesitas conocer a los demás más profundamente para poder amarlos mejor, y debes dejar que ellos te conozcan para que ellos también puedan amarte a ti.
No te conformes con la mera ausencia de conflicto. Aprende a servir a los demás en la manera en que Dios te llama a hacerlo, y de la manera en que lo hizo Cristo. Aprende a ver las necesidades físicas, emocionales y espirituales de los demás y responde a esas necesidades en oración, ve más allá y conoce el carácter y el background de otros, busca conocer sus gustos y disgustos, las cosas que les interesan y conversa con ellos acerca de las cosas que ellos aman y que les apasionan, no esperes a sus cumpleaños para regalarles algo que sabes que les gustará, ¡sé creativo en la forma en que muestras tu aprecio por ellos!
Ahora, no quiero decir que estas cosas sean fáciles de hacer o que se sientan naturales desde el principio. Personalmente, lucho mucho para saber cómo servir y amar a los demás debido al razonamiento pecaminoso que tuve detrás del servicio durante tantos años. Los malos hábitos son difíciles de romper. Pero lo que te animo a hacer si tienes dificultades en esta área es: ora por oportunidades para servir a los demás y PRACTICA para ser un mejor siervo, aprovecha cualquier oportunidad que tengas para conocer a otros más profundamente, responde a sus necesidades, ora por ellos, cuida de ellos y ámalos como Dios te ha llamado a hacerlo. Cuando le pides a Dios que te ayude a crecer en Su Palabra y aplicarla a las relaciones interpersonales, Él está agraciadamente dispuesto a darte oportunidades, sabiduría y la motivación correcta para hacerlo.
Pasajes clave:
– Hechos 20:35
– 1 Pedro 4:10-11
– Gálatas 5:13-14
– Mateo 20:28
– Juan 13:12-14
– Marcos 10:44-45
– Filipenses 2:1-11