QUERIDO HERMANO SOLTERO, ENTIÉNDELA

Por Theron St. John

Las parejas casadas mayores tienden a dar fe y los programas de televisión parecen mostrar que el viejo dicho “los opuestos se atraen” tiene un elemento de verdad en las relaciones matrimoniales y de noviazgo. He notado con qué frecuencia, pero no siempre, alguien con una personalidad extrovertida se casa con alguien con una personalidad bastante reservada. Mi matrimonio refleja esta realidad de alguna manera. Mi esposa y yo tenemos personalidades diferentes y no siempre estamos de acuerdo. En esos momentos de diferencias, nuestro enfoque no se centra en el dicho “los opuestos se atraen”; nuestro enfoque se centra en si estamos obedeciendo lo que dicen las Escrituras sobre cómo comunicarnos y cómo lidiar con los conflictos que aparecen en la vida diaria.

Estas son algunas de las cosas que he aprendido en estos últimos años de matrimonio y que espero te ayuden a entender tu papel como hombre que desea casarse un dia, y quizás también sea útil para algunos hombres casados.

Los hombres y las mujeres son diferentes

El testimonio de las Escrituras afirma que hombres y mujeres son igualmente portadores de la imagen de Dios (ver Génesis 1:26-31). Tanto hombres como mujeres tienen dignidad y valor por designio divino. Sin embargo, en el buen diseño de Dios, Él eligió hacer que los hombres y las mujeres también fueran diferentes. Estas diferencias van mucho más allá de la personalidad y enfatizan el propósito de Dios. Los hombres y las mujeres fueron creados para complementarse (ver Génesis 2:18-25). Dios le dio al primer hombre, Adán, el mandato y el deber de liderar y a la primera mujer, Eva, de ayudarlo. Sin embargo, no es sólo en Génesis 2 que vemos el diseño divino de Dios para los hombres y las mujeres. Basado en la misma intención creacional, 1 Pedro 3:7 dice: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas con comprensión, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas.”.

Cómo manejamos nuestras diferencias

1 Pedro 3:7 destaca la verdad de que los hombres y las mujeres son diferentes, pero expone cómo podemos manejar mal la idea de que “los opuestos se atraen”. Las diferencias que pueden habernos atraído a complementarnos comienzan a agitarnos porque el otro simplemente no entiende todo como nosotros lo hacemos. Si bien esto puede ser cierto tanto para los novios como para las novias o para los esposos y esposas, los hombres deben tomar la iniciativa de manejar mejor las diferencias. Y esto no se refiere solo a los hombres casados. Los hombres que están en una relación de noviazgo no pueden decir que están automáticamente listos para vivir y caminar con una mujer de manera comprensiva. Queridos hermanos cristianos solteros, por favor comprendan que aunque el mandamiento de las Escrituras se da a los maridos, tu ya puedes estar preparando tu mente y corazón ahora mismo sobre cómo responderás a tu futura novia o esposa cuando se presenten sus diferencias. Prepara ahora tu corazón para ser comprensivo con tu futura esposa practicando la comprensión con las mujeres más cercanas en tu vida, especialmente con tu madres y hermanas si las tienes.

Entiéndela aunque no “lo entiendas”

Muchos memes encuentran su camino en las redes sociales que señalan que los hombres tienen dificultades para entender a las mujeres. Estas imágenes muestran a los hombres desorientados e indefensos respecto de lo que las mujeres dicen y cómo se sienten. Si bien estas publicaciones pueden provocar risas, dejan la impresión de que los hombres nunca entenderán a las mujeres, por lo que es mejor ni siquiera intentarlo. Ésta puede ser una respuesta popular, pero no es la respuesta correcta.

Hermanos, estamos llamados a vivir con nuestras mujeres de manera comprensiva. Puede que no comprendamos del todo lo que las mujeres piensan o cómo se sienten, pero debemos estar dispuestos a vivir con ellas de manera comprensiva. ¿Qué significa eso? Significa que debes entenderla incluso cuando no “lo entiendes”. Dejame explicarlo. Ya en dos años de matrimonio, en más de una ocasión he herido a mi esposa con mis palabras. Algunas de esas veces fui consciente de cómo había pecado. Otras veces no lo supe hasta que ella compartió conmigo cómo mis palabras desconsideradas e irreflexivas impactaron su corazón. Mientras ella me lo compartía, yo tenía dos formas de responder. La primera respuesta posible es que podría haberle dicho que estaba dando mucha importancia a algo sin importancia o que estaba siendo demasiado sensible. La segunda respuesta posible es que podría haberle hecho más preguntas para tratar de entender por qué lo que dije fue tan importante para ella o por qué no tuve en cuenta sus sentimientos o intereses en ese momento. Si diera la primera respuesta posible, estaría en pecado. ¿Por qué? Porque no estaría conviviendo con mi esposa de forma comprensiva. Incluso cuando no comprendo completamente cuando lastimé a mi esposa, pido perdón porque no he vivido Filipenses 2:3-4 delante de ella, no he considerado sus intereses antes que los míos. Cuando ella está emocionalmente herida, necesito ayudarla y escucharla.

Querido hermano soltero, ya sea que estés en una relación de noviazgo ahora mismo o esperando que el Señor te provea una mujer, encuentra aliento en el hecho de que no se espera que sepas todo sobre las mujeres. Ten en cuenta que no siempre entenderás por qué las mujeres dicen lo que dicen o cómo se sienten acerca de ciertas cosas. Pero a medida que aprendas a cuidar el corazón de mujeres como tu madre o tus hermanas, aprenderás como cuidar mejor del corazón de tu futura esposa. No tendrás todas las respuestas sobre ella, pero sabrás cómo cuidarla y cómo considerar sus intereses por encima de los tuyos. En otras palabras, es posible que no siempre “lo entiendas”, pero siempre debes tratar de entenderla a ella y su corazón.

Al final del día, vivir de manera comprensiva con la mujer que Dios te ha dado o te dará no se trata simplemente de tu relación amorosa o matrimonial. Se trata de tu relación con el Señor. 1 Pedro 3:7 termina con la exhortación a vivir de manera comprensiva “para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. Hermanos, si ustedes o yo ignoramos el mandamiento de vivir con nuestras mujeres de manera comprensiva, nuestra relación con el Señor se ve afectada. Nuestras oraciones se ven obstaculizadas. Si deseas honrar a Dios y crecer en tu relación con el Señor mientras buscas y mantienes una relación matrimonial o de noviazgo, entonces aprende a ser comprensivo.

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