Por Andrea Guachalla
El internet fue tomado por tormenta en noviembre de 2023 cuando Javier Milei, un conservador de derecha, fue elegido nuevo presidente de la otrora gran Argentina. Si no estás familiarizado con lo que ha estado ocurriendo allí, permíteme informarte rápidamente. En las últimas décadas ha sido devastada por el socialismo y la corrupción del gobierno hasta el punto de alcanzar tasas de inflación superiores al 100%, similar a algunos países de bajos recursos en África. Sumado a eso, el adoctrinamiento izquierdista ha ido ganando cada vez más adeptos, especialmente a los jóvenes a quienes se les ha enseñado que no pueden seguir adelante en la vida sin la ayuda del gobierno.
La agenda de izquierda de los antiguos partidos gobernantes que estuvieron empujando a Argentina a ser más progresista, llevó a su caída económica y a una situación de emergencia que no ha sido abordada por las personas que la llevaron allí. La población necesitaba una nueva cara que ofreciera soluciones reales y detuviera la corrupción. Entonces llegó Javier Milei, cuya llamativa retórica y cabello excéntrico le ganaron aún más atención dado su parecido con los de Donald Trump y Boris Johnson.
Ganó la presidencia con el partido político “La Libertad Avanza” y desde entonces ha estado hablando sobre lo que significa la libertad para él y cuáles son los “valores de la libertad”. Como libertario, ha hablado a menudo del principio de no agresión, del libre mercado y de la libertad individual. La responsabilidad personal y nacional también ha sido parte de sus discursos, y una audaz condena de lo que los izquierdistas están haciendo en todo el mundo.
Eso está muy bien. Al menos en parte…
Muchos han argumentado que las posturas ideológicas de Milei son la mejor opción para la población argentina en estos momentos. Incluso las personas que consideran extrema su autoproclamada postura anarcocapitalista han llegado a estar de acuerdo en que es mejor tenerlo como presidente que seguir siendo gobernados por izquierdistas corruptos. Sin embargo, existe una idea errónea enorme sobre lo que él cree que es la libertad y cómo se describe en la Biblia.
Quizás te preguntes por qué sería importante discutir esto ahora. Y tengo dos razones para querer hacerlo. En primer lugar, la victoria de Milei ha provocado muchas conversaciones en todo el mundo en torno al libertarianismo y lo que realmente es la libertad. Quiero decir, lo entrevistó hasta Ben Shapiro. En segundo lugar, Milei a menudo intenta (y realmente quiero decir que es sólo un intento) explicar su posición libertaria y los “valores de la libertad” con… la Biblia. Sí. La Biblia. Y más concretamente la “Torá”. Como tiene cierta influencia judaica en su círculo más cercano, a menudo se refiere a la Torá… O al menos cree que está haciendo referencia a ella.
Ahora, antes de entrar en lo que Milei dice que es la libertad y lo que la Biblia realmente enseña al respecto… Voy a decir una cosa:
Milei podrá ser una economista muy bien formado, Ben Shapiro un gran comunicador y Jordan Peterson un destacado psicólogo. Cualquiera puede reconocerlo. SIN EMBARGO, el hecho de que sean excelentes en su campo no significa en absoluto que comprendan la revelación de Dios. Podremos aprender de ellos sobre economía, psicología y/o política. Pero nunca llegarán a las conclusiones correctas al explicar teología y el verdadero propósito del hombre a menos que Dios les dé un corazón nuevo y una mente nueva. Esperamos que Dios sea misericordioso con ellos, pero por ahora creo que cualquiera que haya escuchado sus (a veces) largas explicaciones sobre cuestiones teológicas puede decir esto: nunca le atinan al punto.
Ni. De. Lejos.
Respecto a la libertad, la comprensión de Milei parece bastante simplista. La libertad es poder hacer lo que quieras siempre y cuando no lastimes a nadie, esto se conoce como “principio de no agresión”. La libertad es un fin en sí misma según libertarios como el presidente argentino. La cuestión es que no es necesario pensar demasiado antes de entrar en conflicto con la cosmovisión cristiana. Si la única limitación para ejercer la libertad es que no lastimemos a otra persona con nuestras acciones, tenemos licencia para cometer todo tipo de pecados siempre que no dañen directa e inmediatamente a otro.
Una persona que internamente cede a sus atracciones homosexuales, o un hombre que mira pornografía, o una mujer que se viste de manera inmodesta, no están lastimando físicamente a nadie. ¿Eso significa que lo que están haciendo está bien? Si sólo tomamos en cuenta el “principio de no agresión”, podemos argumentar que son libres de hacerlo. La conclusión lógica a la que han llegado algunos comentaristas políticos, como Albert Mohler, es que una persona también sería libre de vender sus órganos, o de prostituirse siempre que lo haga por voluntad propia.
¿Pero qué es eso? ¿Es eso realmente de lo que se trata la libertad en la Biblia? ¿Libertad para hacer cualquier cosa, incluso lo que Dios condena como pecado?
La Biblia enseña el verdadero camino hacia la libertad
Para empezar, la Biblia nunca enseña que la libertad individual sea el objetivo final del hombre. De principio a fin enseña que nosotros, la creación de Dios, fuimos separados de Él a causa de nuestros pecados. Y que había decretado que el hombre sería salvo al creer en Cristo, el Hijo de Dios, con el propósito final de traerse gloria a sí mismo. Por lo tanto, nuestro propósito en la vida es glorificar a Dios, no ser libres de hacer lo que dictan nuestros corazones corruptos y malvados.
El libro de Romanos nos da una buena explicación de qué es la libertad:
“¿No sabéis que si os presentáis a alguien como esclavos obedientes, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado, que lleva a la muerte, o de la obediencia, que lleva a la justicia? Pero gracias a Dios, que vosotros, que en un tiempo erais esclavos del pecado, habéis llegado a ser obedientes de corazón a la norma de enseñanza a la cual fuisteis encomendados, y, habiendo sido libertados del pecado, habéis venido a ser esclavos de la justicia” Romanos 6:16 -18
Cuando actuamos guiados por cualquier cosa que nos dé placer o nos centramos demasiado en nuestro propio bienestar independientemente del de los demás, no somos libres. Somos esclavos de nuestro propio pecado y egoísmo. Y eso es exactamente lo que Milei y otros libertarios no entienden. Esa no es la verdadera libertad, eso es lo que la carta a los romanos describe cómo ser esclavos del pecado.
Mientras Pablo explica la actitud de un verdadero cristiano hacia el pecado y la ley de Dios, continúa explicando que en realidad si somos libres. Por supuesto que lo somos. Pero no somos libres para seguir pecando, sino para convertirnos en esclavos de la justicia, esclavos de Cristo. Esas afirmaciones pueden parecer incongruentes entre sí a primera vista, pero esa es la tensión en la que vivimos los cristianos. Somos libres de pecado, libres para obedecer los mandamientos de Dios como consecuencia de haber creído en Cristo.
El mismo pasaje dice que somos esclavos de aquel a quien obedecemos. Por tanto, si obedecemos a Cristo habiendo sido liberados del pecado, entonces somos esclavos de Cristo. Y será mejor que lo seamos, dado que ese es el único camino que nos lleva a la justicia, y el único camino que nos lleva a cumplir nuestro único y verdadero propósito: glorificar a Dios.
Cuando escuches a Ben Shapiro y Javier Milei y a los libertarios que se obsesionan con la libertad individual y tratan de argumentar sus afirmaciones con la Biblia en mente, recuerda esto: no compartimos el mismo punto de vista sobre el tema EN ABSOLUTO. Y no deberíamos hacerlo. No necesitamos recibir lecciones de teología de no creyentes que comparten algunos de nuestros valores pero odian a Dios. Debemos acudir a la Palabra de Dios para encontrar la respuesta a nuestras preguntas y ser firmes en lo que creemos siempre que vaya de acuerdo con la revelación escrita de Dios.