ABRE TU BOCA POR EL MUDO

Por Carla Guachalla

Muy recientemente empecé a leer un pequeño libro de un conjunto de autores cristianos hablando sobre el aborto y realmente me impactó. Conocía de lo que estaba sucediendo, pero no a tal profundidad. En este artículo, citaré a varios de los autores para que vean un poco de lo que se habla. No puedo expresarlo mejor que ellos, pero espero que este artículo los anime a leerlo y los llame a la acción en lo que respecta a defender la vida de aquellos que no tienen voz. Este pequeño libro es de Portavoz de la Gracia N°27, titulado: “El Aborto”.

Día a día las cosas se van deteriorando, la gente ya no tiene el afecto natural que antes tenía, ni aún por su propia familia. Las sociedades seculares buscan deshacerse de todo designio y mandato de Dios, y esto no de ahora si no que ha crecido de a poco. La gente se ha empezado a atribuir un poder que de por sí no es suyo, pues la vida y la muerte penden de un ser divino que ciertamente no somos nosotros.

Vivimos en una sociedad en la que las personas pretenden buscar el “bienestar” de los demás cuando en realidad toman decisiones egoístamente buscando lo que creen mejor para sí mismos. Y lamentablemente hemos llegado a tal punto que ahora se busca permitir que la mujer decida libremente sobre si matar o no a su bebé, cuando la decisión correcta es clara.

Médicos, madres, gobiernos, dispuestos a buscar la forma de “interrumpir el embarazo”, terminan torturando a un bebe porque claro, “mi cuerpo, mi decisión”. Métodos abortivos, encima mal aplicados, han dado como resultado el que bebés nazcan vivos después de haber sido prácticamente torturados y más allá de eso, y en algunos casos, existe registro de médicos que han asesinado a esos pequeños recién nacidos cortándoles la médula espinal. Utilizan métodos tan horripilantes para terminar con la vida de ese bebe que uno se pregunta, ¿hasta dónde podrán llegar estas personas? ¿realmente estas cosas están pasando?. 

Más adelante, ¿cuál será la diferencia entre matar a un bebe no nacido de un ser con ya dos o más años de vida? Esta idea podrá parecer descabellada pero el año 2012, los filósofos Francesca Minerva en conjunto con Alberto Giubilini, publicaron un artículo titulado ‘After-birth abortion: why should the baby live?’ (‘Aborto post-parto: ¿por qué el bebé debería vivir?’). En este prácticamente argumentan a favor del infanticidio, tratando de disfrazarlo con otros términos: 

“El hecho de que un feto tenga el potencial para convertirse en una persona que (al menos) tendrá una vida aceptable no es razón para prohibir un aborto. Por lo tanto, argumentamos que, cuando las circunstancias ocurren después del parto cosa que hubiera justificado un aborto, lo que llamamos aborto post-parto debería ser permisible.

A pesar del oxímoron en la expresión, proponemos que a esta práctica se la llame ‘aborto post-parto’, en lugar de ‘infanticidio’, para enfatizar que el estatus moral del individuo asesinado es comparable al de un feto (en el cual el ‘aborto’ en el sentido tradicional es practicado) en lugar de al de un niño. Por lo que, afirmamos que matar a un recién nacido podría ser éticamente permisible en todas las circunstancias en las que el aborto lo es. Tales circunstancias incluyen casos en que el recién nacido tiene posibilidades de tener (al menos) una vida aceptable, pero el bienestar de la familia corre riesgo.” 

La sola idea debería preocuparnos pues si esto no se detiene donde debe detenerse, ¿a qué extremos llegaremos?

No sin motivo esta práctica ha sido descrita como “El Holocausto Silencioso” por John Powell, pues: ¿Sabes cuántos judios murieron en el holocausto? 6 millones. ¿Sabés cuántos bebés mueren al año por abortos inducidos? Según datos tomados de la OMS (Organización Mundial de la Salud) aproximadamente 73 millones, alrededor del mundo. 

Sí, millones de niños han muerto a raíz de que la gente no se quiere hacer responsable de ellos, disfrazándolo con la idea de que “todo niño debe ser un niño deseado”. ¿Entonces si no es deseado simplemente debemos deshacernos de él? Entonces si es un ser que “va a sufrir” ¿sería mejor matarlo ahora? Tratando de evitar el “abuso futuro” que dicen que va a sufrir, se hacen culpables del abuso que sufre el bebé en el presente. Hablamos de una vida, de un pequeño que fue creado a la imagen y semejanza de Dios. Apoyar el aborto es un error terrible y esto a los ojos de Dios es algo abominable.

Peter Barnes escribió lo siguiente al respecto: 

“Dietrich Bonhoeffer, el pastor luterano a quien Hitler mandó a la horca en 1945, se manifestó con igual firmeza en contra del aborto como lo hizo en contra del nazismo. Sus opiniones merecen mencionarse: “La destrucción de un embrión en el vientre de su madre es una violación del derecho a vivir que Dios le ha concedido a la vida incipiente. El preguntar si en este caso se trata o no de un ser humano es tergiversar el asunto. La realidad es que la intención de Dios era ciertamente crear a un ser humano y que de forma deliberada se le ha negado la vida a este ser humano naciente. Y esto no es nada menos que un ASESINATO”. A partir de 1933, mientras que la persecución nazi de los judíos cobraba impulso, Bonhoeffer percibió claramente cuál era el deber del cristiano. Acudió a la Palabra de Dios y, a menudo, estaba en sus labios Proverbios 31:8 “Abre tu boca por el mudo”. Este mismo deber le corresponde al cristiano en nuestros días en los cuales se practica y se acepta cada vez más el aborto”.


Como cristianos estamos llamados a actuar, pues esta práctica va en contra de lo que la misma Palabra nos enseña. El mandamiento es claro, “NO MATARÁS” y este mandamiento tiene implicaciones muy interesantes, cito a R.C. Sproul: “La ley no solo prohíbe ciertos comportamientos y actitudes negativas, sino que también, por implicación, exige ciertos comportamientos y actitudes positivas. […] por un lado, debemos evitar todas aquellas cosas que forman parte de la definición general del homicidio; pero, por otro lado, también se nos manda de forma positiva a esforzarnos por salvar, mejorar y cuidar la vida.” Hermano, hermana, “ABRE TU BOCA POR EL MUDO”.

Si por algún motivo este artículo llega a manos de quienes han incurrido en esta práctica, queda decir, arrepiéntete y corre a Cristo. No hay pecado tan grande por el que se pueda decir que para ti no hay esperanza, puedes correr a él y estar segura de que encontrarás satisfecha aquella necesidad que tenías de ser salvada de el pecado que te asediaba día tras día. Aún hay esperanza para salvación y redención. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). 

Y si eres alguien que no ha incurrido en esta práctica, pero tampoco tiene la convicción de actuar en contra, ten en mente lo siguiente: no son solo 73 millones de bebés que mueren al año por abortos inducidos sino que son 73 millones de mujeres que han “decidido” matar a sus bebes en el vientre, lo que significa que millones de médicos han llevado a cabo esta práctica y gobiernos lo han permitido. Haya sido legal o ilegal, al no hacer nada en contra también se hacen cómplices las familias y los padres… Y podemos continuar con esta lista interminable de cuánta gente está involucrada en realidad. 

¿Te das cuenta de la necesidad que hay de que todos ellos sean advertidos?

Necesitan ver cuán horrible es esta práctica, qué es lo que realmente conlleva, y que no solo están siendo cómplices de un asesinato sino que están yendo directamente en contra de Dios. Busca ser una de esas personas que habla por quienes no pueden hacerlo. 

Referencias:

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